Buenos días chicos!
Esta semana vamos a repasar los temas
3 y 4. Como ya sabéis, podéis enviarme un correo si tenéis cualquier duda, o
bien consultar estos temas del libro.
Tenéis como fecha máxima hasta el día 22 de mayo para entregarme estos
ejercicios. El correo al que me lo tenéis que mandar es valoreseticosazalea@gmail.com
Los que no me hayan entregado los ejercicios que mandé la semana
pasada, tienen hasta este viernes
para hacerlo.
Un saludo.
1. Subraya los
complementos del nombre de las frases siguientes. Fíjate en el ejemplo.
Todos los días desayuno café
con leche.
N CN
- Esa mesa de madera de cerezo es muy bonita.
- Cada día lee el
periódico detenidamente.
- Te he contado varias veces esa historia de miedo.
- Le han traído un
regalo a esa señora, dama muy distinguida.
- Ese castillo, edificio solitario, es un lugar en ruinas.
- Hemos comido demasiada tarta en tu fiesta de cumpleaños.
- Esas manzanas tan maduras, frutas sabrosísimas, fueron
compradas por mi madre en el mercado.
2. Señalas los sintagmas nominales y los sintagmas preposicionales de
las oraciones anteriores.
3. Distingue los sintagmas adjetivales de los sintagmas adverbiales e
indica qué tipo se da en cada una de estas oraciones:
– Escasamente preparado
– Bastante cerca de la solución
– Cansado de tantas
preocupaciones
– Contento con su trabajo
– Detrás de nuestra posición
4. Escribe los
adverbios de las siguientes oraciones y las palabras a las que complementan.
|
ADVERBIO
|
Palabra
a la que complementa
|
Este árbol es muy alto.
|
|
|
El tren avanzaba lentamente.
|
|
|
Andrea está fuera.
|
|
|
Diego es más alto.
|
|
|
Ayer llegué cansado a clase.
|
|
|
Juan come despacio.
|
|
|
La liebre es bastante rápida
|
|
|
5. Clasifica y
analiza los sintagmas subrayados en este texto de Juan José Millás.
La vida de un lapicero
Tomo notas, indistintamente, con un
bolígrafo o con un lápiz colocados junto al ordenador, sobre un cuaderno escolar de rayas. Al lápiz hay que sacarle
punta de vez en cuando, lo que constituye una
actividad artesanal que sirve también para la reflexión. Pero la diferencia más notable entre
él y el bolígrafo es su modo de perecer. El bolígrafo no cambia de apariencia
ni siquiera cuando se encuentra en las últimas. Y deja un cadáver tan
curioso que nadie diría que está muerto si no fuera porque no pinta nada
ya, aunque resucite a veces de improviso y trace un par de líneas, incluso un párrafo, antes de volver a
expirar. La gente se resiste a desprenderse de los bolígrafos vacíos porque
continúan como nuevos. Solo se consumen por dentro, en fin, y siempre se acaban a traición,
como el butano. El lápiz, en cambio, agoniza por dentro y por fuera a la vez, y deja un cadáver mínimo,
un detrito del que uno se deshace sin
ningún sentimiento de culpa. Punto y aparte.
Juan José MILLÁS. El País.
No hay comentarios:
Publicar un comentario